martes, 22 de octubre de 2013

Manual de combate, Bukowski




 
Dijeron que Céline era un nazi
dijeron que Pound era un fascista
dijeron que Hamsun era un nazi y un fascista.
Pusieron a Dostoievsky frente a un pelotón
de fusilamiento
y mataron a Lorca
le dieron electroshocks a Hemingway
(y vos sabés que se pegó un tiro)
y echaron a Villon de la ciudad (París)
y Mayakovsky
desilusionado con el régimen
y luego de una pelea de enamorados,
bueno,
también se pegó un tiro.
Chatterton se tomó veneno de ratas
y funcionó
y algunos dicen que Malcom Lowry se murió
ahogado en su propio vómito
borracho.
Crane se tiró a las hélices
del barco o a los tiburones.

El sol de Harry Crosby era negro.
Berryman prefirió el puente.
Plath no encendió el horno.

Séneca se cortó las muñecas en la
bañera (es la mejor manera:
en agua tibia)
Thomas y Behan se emborracharon
hasta morir y
hay muchos más.
¿Y vos querés ser un
escritor?

Es esa clase de guerra:
la creación mata,
muchos se vuelven locos,
algunos pierden el rumbo y
no lo pueden hacer
nunca más.
Algunos pocos llegan a viejo.
Algunos pocos hacen plata.
Algunos se mueren de hambre (como Vallejo).
Es esa clase de guerra:
bajas por todas partes.

Está bien, adelante
hacelo
pero cuando te ataquen
por el lado que no ves
no me vengas con
remordimientos.

Ahora me voy a fumar un cigarrillo
en la bañera
y luego me voy a ir a
dormir.



Charles Bukowski

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